jueves, 15 de julio de 2010

Contrastes.

Hay cosas que están dichas en susurros, en medias tintas, en acciones y gestos de los personajes en Vida y Destino. Entre lo que se quiere decir no pudiéndolo decir explícitamente hace que muchas de las cosas que piensan los personajes, que sienten, no se digan. De ahí, tal vez –y más allá de lo magnánimo del acontecimiento relatado- la extensión (Más de 1100 páginas) tan necesaria en esa novela. Allí se cuenta el sitio de Stalingrado, con la liberación de las fuerzas de la Unión Soviética, se cuenta el punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial. Pero así como se cuenta la gesta heroica, a su vez se cuenta que la Alemania Nazi y la Unión Soviética eran poderes, sino iguales, muy similares.

Vida y Destino usa el paradigma del arte soviético –el realismo socialista- y lo explota para contar que lo muchos otros han contado. El uso de esta forma es también un elemento de terrorismo literario. Es un panfleto, un panfleto anti-forma. Porque aunque se muestran escenas heroicas y todo lo que ese tipo de forma necesita, también nos devela los verdaderos pensamientos, temores y dudas que no podría entrar en ese tipo de forma.

Y estos puntos están encontrados con Todo Fluye, otra novela del autor Vasili Grossman. A veces pienso que Vida y Destino quería que se publique –entiéndase la idea, el querer en el régimen soviético, con los Samizdat con la cual pasaban de mano Un día en la vida de Iván Denísovich o Margarita y el Maestro-, mientras que cuando escribía Todo Fluye ya no tenía esperanzas que ese libro vea a la luz. Por eso lo explícito de sus ideas, de sus comentarios sobre Lenin, Stalin y el ser ruso.

Así que como de Vida y Destino –cuenta la leyenda- se habían llevado hasta la cinta de la máquina de escribir y se pudo publicar en el exterior con una presunta operación de espionaje que robó un manuscrito de un avión, Todo Fluye da la impresión que nunca se podría haber publicado en el régimen.

El hilo conductor es la historia de Iván Grigórievich uno de los tantos presos desde el primer inicio del régimen en las cárceles siberianas –Para comprender la vida en el GULAG y que no se haga tan pesado es recomendable leer Un día en la vida de Iván Denísovich, que en un par de cientos de páginas nos lleva desde luna a luna en la vida de ese preso político y todos los vaivenes de la vida en esos lugares. Pero el libro no es la historia de este personaje, la verdadera historia de la novela es lo que pasó con la URSS. Lo que cuenta la novela es qué es la Unión Soviética a los ojos de su autor –Por supuesto no creo que Mijaíl Shólojov haya dicho algo semejante, en sus libros, siendo miembro del Partido y todo eso.

La forma de la novela es interesante. Las cosas le pasan a Iván Grigórievich, vuelve a Moscú para ver a sus familiares, lo reciben. Se va a Leningrado, la ciudad de su adolescencia, se encuentra con su delator; aunque él no lo sepa, o no quiera demostrar que lo sabe. Consigue pasaporte y puede conseguir trabajo, entabla una relación con Anna Serguéyevna hablan sobre la colectivización de los Koljos. Sobre los trabajos extras que había que hacer para tener una mejor vida. Recuerda cómo eran las cárceles para las mujeres en los GULAGs y al final hace un viaje para recordar su pasado y descansar.

Pero mientras estas cosas le pasan a Iván Grigórievich la historia se tuerce y entra en ciertos paréntesis donde lo importante no es él, sino que se generan pequeñas historias para (de)mostrar lo que se dice. Todas las historias y los pensamientos personaje, o conversaciones que tienen, son un disparador de estos intermedios en la novela, que en forma de pequeño ensayo o pequeño cuento, nos relatan de otra forma lo que pasa. Matando el realismo socialista de un plumazo. Así cuando va a ver a su familia lo reciben con opulencia y con pensamientos de qué decirle a este que viene de dónde viene, sintiéndose bien porque yo te recibo. O todos los pensamientos del que lo acusó al Estado y geniales capítulos abstractos donde se explica el comportamiento de los que eran acusados:


(…) Tenga en cuenta, sin embargo, que en este caso no hay contradicción entre el interesa personal y el interés del Estado. El Estado no rechazó las denuncias de mi cliente, por consiguiente él desempeñaba un trabajo útil para el Estado, aunque a primera vista, si se le juzga de manera superficial, puede parecer que actuaba movido únicamente por impulsos egoístas y personales. Ahora bien, le diré una cosa. En tiempos de Stalin, usted también, acusador, habría sido acusado de subestimar el papel del Estado.

Pág. 96.


Particularmente emocionantes son los capítulos de la Colectivización, los insultos a los kulaks y el odio que tenía el Estado por esas personas. La deshumanización del Estado Soviético se demuestra en cómo deja morir a los campesinos que sembraban su tierra porque no alcanzaban las cuotas y se pensaba que se estaban robando el trigo. Cómo los dejaban morir y cómo los sacaban de sus isbas muertos de hambres, entre las moscas y el olor. A su vez, también, el capítulo 13, que es el de Masha, una presa en un campo sólo por ser la esposa de. Aquí se ve el proceso de deshumanización que se llevaba a cabo –y tan bien descrito en Archipiélago GULAG- con las mujeres, porque cuando uno piensa en los campos piensa en hombres, en personas adultas de sexo masculino. Pero las mujeres también eran peligrosas para el régimen, y esta novela nos hace ver –y recordar- que las mujeres también podían ir presas.

La novela termina con los análisis del ser ruso y del alma de la revolución. Se termina hablando abiertamente del doble Lenin, de su genialidad, amabilidad y de la crueldad, y caracteres que no se ven en las estatuas:


La intolerancia de Lenin, su perseverancia, su implacabilidad hacia todos aquellos que pensaran diferente a él, su desprecio por la libertad, el fanatismo de su fe, la crueldad para con sus enemigos, todo aquello que dio la victoria a la causa de Lenin, había nacido y se había forjado en los abismos milenarios de la esclavitud rusa, de la no libertad rusa. Por eso la victoria de Lenin sirvió a la no libertad. Y al lado, al mismo tiempo, incorpóreamente, carente de significado, continuaban viviendo aquellos rasgos de un Lenin amable, modesto, de un intelectual ruso dedicado al trabajo que había seducido a millones de personas.

Pág. 251.


Y con estos rasgos que muestra lo difícil que era Lenin para armar como persona y profeta, se ve el concepto clave que abarca toda la obra: La Libertad. Grossman detalla, abiertamente, en los últimos capítulos que mientras las democracias occidentales –en menor o mayor medida- habían generado su gobierno desde la búsqueda de la libertad. Los rusos desde los zares, hasta el comunismo, nunca habían conocido la libertad. Porque para avanzar en todos los sentidos posibles, la Rusia había sido a través de la esclavitud y así siguió en el nuevo Régimen. Lo único que es deseable de la sociedad es que sea libre, pero eso nunca se podría conseguir en la Rusia que dio a luz a la URSS. Era un pueblo oprimido por todo el poder zarista y se reemplazo con nuevos dioses: Lenin, Stalin, etc.

Tal vez esto demuestre el punto:


El Estado se gobierna apretando un botón, y el poder de la persona que presiona el botón, es ilimitado.

Pág. 273.


Porque el relato en su última parte –más cercana ya a un ensayo que a una novela, y cómo muta el libro entre géneros es impresionante- dice que no podía nacer otro tipo de Estado que es. No podía crear, dar a luz, un mundo en libertad. Se creo otro Estado policía que reemplazo al reinado de los zares. La libertad es lo que busca la novela, pero a su vez es lo que no encuentra nunca en la Rusia que vivió, el personaje y el autor.

Quisiera terminar este escrito con unas palabras de la novela/ensayo/cuento:


¿Qué esperanza le queda a Rusia si ni siquiera sus profetas distinguen la libertad de la esclavitud?

¿Qué esperanza le queda si el genio de Rusia ve la belleza dulce y luminosa del alma rusa obediente de su esclavitud?

¿Qué esperanza le queda a Rusa si el más grande de sus reformadores, Lenin, no destruyó sino que reforzó el lazo entre progreso y esclavitud?

¿Cuándo será libre y humana el alma de Rusia? ¿Cuándo llegará ese día?

Tal vez ese momento nunca llegue.

Pág. 254


Y yo me pregunto, sin conocer la actual situación de la federación Rusa y de todos los Estados que habían conformado la URSS, si ese momento habrá llegado. O si el alma de esclavitud que denuncia en esta novela el escritor ucraniano todavía está arraigada en ese pueblo eslavo –y sí, dice eslavo-.

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