miércoles, 7 de abril de 2010

Apunes sobre adaptaciones (“El Sueño Eterno” y “El Halcón Maltés”).

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Un sábado puede ser bueno o malo, salgas o te quedes adentro. Yo hace un par de sábados encontré en Canal Siete, a las dos de la mañana, que iban a pasar “El halcón maltés”. La vi. Me gustó mucho, y yo había leído el libro hace poco, entonces pude ir notando las diferencias entre el guión y la novela. Al principio, la película se ajusta mucho a la novela, las primeras escenas son calcadas entre lo que uno se puede imaginar de la novela y lo que se ve en pantalla. Luego, al pasar los minutos, la película (por duración) saltea algunas partes –algunas no tan importantes, como la visita de Spade a su abogado, y algunas levemente importantes, como lo que pasa con la mujer de su asociado muerto- para llegar a la conclusión. Por lo general es muy fiel al libro, hay diálogos que están palabra por palabra. Lo cual es muy bueno para el lector de la novela. Además el ritmo de la historia de Dashiell Hammett es verdaderamente cinematográfico.

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Desde hace días que vengo contento porque ayer iban a pasar –y pasaron- “El sueño eterno”. Esta es la versión de 1946 (Hay otra de 1978), y lo que yo no sabía era que uno de los tres autores del libreto era William Faulkner (Y de hecho eso está en la misma pantalla que dice “a novel by Raymond Chandler”), lo cual le da un ímpetu mayor al film, entre la gente que interpretó la novela está un premio Nobel y uno de los más grandes narradores norteamericanos del Siglo XX. En esa época el escritor cobraba por trabajar en Hollywood, ya que estaba quebrado y necesitaba desesperadamente el dinero. Supuestamente se empedaba y escribía cuentos o historias, pero estas historias. Faulkner trabajó en algunos libretos principalmente del director H. Hawks.

El personaje interpretado por John Mahoney –un gran escritor respetado que trabajaba escribiendo guiones pero detestando el oficio y dándole “concejos” a un tímido y bloqueado Barton Fink (John Turturro) con graves problemas de bebida, y con a su vez, un gran writer's block- en la película de los hermanos Cohen “Barton Fink”, se rumoreaba que estaba basado en William Faulkner.

La película sobre la novela de Chandler es bastante fiel al libro, aunque llegando al final, las cosas empiezan a cambiar. Tomaron ciertas decisiones con respecto a P. Marlowe que me parece que él nunca haría. Cambiaron toda la escena del final, con algo más feliz en cierto modo, y sin todos los grises que embargan el final del libro. Porque Marlowe no respeta la justicia como institución sino como ética-moral.

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Aunque me gustó mucho menos una versión hecha en 1978, donde a Philip Marlowe lo interpretaba Robert Mitchum, me pareció mucho más acertada en la fidelidad al libro original. Aunque Mitchum estaba viejo para interpretar al detective, el guión explica este hecho.

Pero a mi modo de ver, ahí también hay actitudes que Marlowe nunca hubiera tomado. Hay ciertas cuestiones morales en el personaje que lo hace interesante, las opciones que toma. Por ejemplo, Spade parece cínico y ambivalente, en Marlowe uno nunca tiene ningún aspecto que demuestre que él trabaja sólo para quien lo emplea. Con Sam Spade se puede dudar, y se duda durante todo el libro/novela.

Por supuesto que esta adaptación pierde todo el aire noir con los colores y, además, disminuye su encanto al trasportar al personaje y la acción desde Hollywood en los 30`s a Londres en lo que parece ser los 70`s.

Pero en está película aparece James Stewart, como el General Sternwood y la voz de ese gran actor me divierte tanto. Mucho más que si viera conejos gigantes cuando está borracho o si fuera un congresista que se manda flor de discurso al final.

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En la película de 1946 de “The Big Sleep” no se habla ni de pornografía (Las revistas que están en el negocio de “libros raros” son pornográficas), ni de homosexuales (El primer muerto es vengado por su amante, aunque cuando Marlowe/Bogart va a ver esa misma librería se toma un tinte bastante afectado en sus modos, tal vez eso se les pasó a los censores, o a los homosexuales son los únicos que pueden estar interesados en libros raros) ni está el desnudo de Carmen cuando lo espera en su departamento.

Lo que sí todo está en la del 1978.

Pero la del 1946 tiene mucho más encanto.

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Vi a Bogart interpretar a Sam Spade y Philip Marlowe en menos de 15 días (O algo así, no recuerdo bien qué sábado fui tan misántropo de estar en casa viendo una película blanco y negro a la madrugada; pero fui tan feliz). Y Spade y Marlowe son personajes bien diferentes. Spade es más canchero, mucho más violento y siempre parece tener todo bajo control hasta cuando tiene un arma sobre el pecho y un dedo ajeno sobre el gatillo. Marlowe es más humano y muchas veces parece que pierde el control de la situación. Marlowe se basa mucho más en los datos y la investigación que Spade. Aunque en los dos se nota el “don de gente” que tienen, y que es necesario para un detective privado a principios del Siglo XX. Además, algo similar que tiene es que las mujeres caen rendidas a sus pies (Más en Spade: que es mujeriego, que -tiene y- depende de su secretaria; Marlowe es más cerebral y solitario).

La interpretación de uno y del otro por el mismo actor me demuestra que Bogart lo entendió así. El Spade de Bogart es muy canchero, se ríe mucho, y golpea mucho más. El Marlowe de Bogart es más comedido, mucho más sarcástico –los comentarios típicos del personaje están- y recibe muchos más golpes.

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En la película, así como en la novela, Marlowe recibe un cheque por u$d 500.- como su pago y desde la hija mayor del General. En la película ese dato se pierde entre los movimientos de los acontecimientos. En la novela, si no recuerdo mal, los devuelve (Salvo un dinero que uso para información con respecto al caso) y acepta su tasa normal, que en esa época eran u$d 25.- más gastos.

Sam Spade a su cliente le saca –algo rudamente en la película- el dinero que tiene (Salvo una pequeña porción), más doscientas dólares que le pagó como adelanto al principio (“Creímos en sus doscientos dólares”). Y al final se queda con un billete que luego usa para ajustar la verdad al relato.

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Mientras que Marlowe ve la justicia como algo moral u ético; Spade al final de “El Halcón Maltés” da un largo discurso sobre el porqué tiene que entregar a la mujer a la policía. Y allí más que moral, se ve un juego de balanzas. En la cual él dice que no puede hacer ojos ciegos ni oídos sordos a la situación porque como se mató un detective el no puede dejar suelto a quién haya matado a un compañero. Más allá que tal vez Spade sí puede llegar a amar a su clienta y en “El Sueño Eterno”, más allá de una mutua atracción, Marlowe no se deja llevar por sentimientos. Aunque en el final de la película sí, y Bogart hablé de amor.

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The Big Sleep (1946)

The Big Sleep (1978)

The Maltese Falcon (1941)

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1 comentario:

Cloe dijo...

No te pierdas a Wallander los sábados a las 22 en Film & Arts.

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Abrazo