martes, 7 de julio de 2009

"Borges, shit."

Tal vez fue algo injusto pero recuerdo que cuando yo compré la novela Las Palmeras Salvajes de William Faulkner una parte de mí la compró porque la traducción la había hecho Jorge Luis Borges que, aunque nunca fue santo de mi devoción, siempre admiré sus cuentos. Con el tiempo mi admiración a Borges fue bajando a la vez que, inversamente proporcional, fue subiendo mi admiración por Faulkner.

Recuerdo ese momento, ese día yo tenía en mis manos un par de novelas de Faulkner (al que debo admitir: lo leo poco; pero cada vez que lo leo me digo que tengo que leerlo mucho más) y miraba en los estantes de la librería de saldos otras; elegí Las Palmeras Salvajes porque en la tapa decía (dice a mi costado, todavía) y cito: “Traducción de Jorge Luis Borges”.

Con el tiempo me puse a pensar en esa cuestión de marketing. O sea: el nombre de William Faulkner solo no ayudaba en el mercado literario argentino para la media lectora y había que adosarle el profundamente admirado Borges (Hasta por quienes no lo leyeron, o lo leyeron poco, o lo leyeron mal...) para vender ese libro. Entre otras cosas que se podría decir sobre William Faulkner para poner en contexto su inmensa sombra sobre el panorama literario del Siglo XX, es que ganó el Premio Nobel de Literatura. Sí tal vez diga poco, pero a su vez dice algo, ya que hoy muchos inmensamente mediocres ganadores de ese mismo premio no necesitan el nombre del gran autor nacional debajo del suyo para vender.

Hace poco agarré el libro y me lo puse a leer. Es una novela realmente interesante, donde a la vez se cuentan dos historias que no tienen nada que ver una cosa la otra. El lector, en algún punto, espera el cruce de historias que nunca se producen. Y a la vez, también vamos notando cierto eco de una historia en la otra, ya que hay ciertas imágenes o conceptos que se repiten una en la otra, pero en otra significación, en otro ruido. El eco resuena, pero lejos y adquiere otro ruido que a su vez hace eco en la otra. Por lo cual, las dos historias tienen que ir juntas, aunque vayan separadas.

Mientras lo leía me decía: La traducción tiene algo. No puedo decir realmente qué, pero yo fui oliendo cosas en la traducción que no me gustaron mucho. Igual, no puede realmente decir que la traducción sea mala, porque no creo que lo sea. Pero no es genial.

Tiene cosas como esta:


“Sí – dijo el otro-. Él no necesita compadrear.”

William Faulkner, Las Palmeras Salvajes.


Ó;


“Esta vez no se levantó en seguida. Quedó echado de bruces, como boleado y en una postura casi apacible, (...)”

William Faulkner, Las Palmeras Salvajes.


Y esas palabras en bastardillas en el texto original traducido me siguen haciendo ruido. Mucho. Siento que son una irrupción del habla del porteño en un texto que se desarrolla – en su mayor parte – en el sur de los Estados Unidos. Un habla que no tiene nada que ver con las historias, con el lenguaje. Porque siento que no es la intención de Faulkner, que Faulkner no hubiera elegido esas palabras.

Hay un algo en esas palabras, además puestas en bastardillas para que uno no las deje de notar, que me reafirmó algo que venía pensando desde el inicio del libro. La traducción es rara, tiene un cierto olor mediocre. Aunque para eso hay que comparar la traducción entre el original en inglés y el castellano de Borges. Pero creo que ya leyéndola en castellano, uno puede presuponer ciertas cosas.

Además está el pensamiento que poniéndolo en la tapa, poniéndolo ahí, te dicen: Esto lo hizo Borges. Y ese termino: “Esto lo hizo Borges” en ciertas personas da un toque de perfección, de genialidad. Borges puede haber sido genial en mucho, pero no lo pudo haber sido en todo. Qué nos hace pensar que el Borges traductor puede ser tan genial como el cuentista (Siendo que para gustarte el cuentista también te tiene que gustar).

Aunque también tenemos la paquetería de Borges. Porque esta novela en inglés tiene un final fuerte, en cierto sentido de alguna palabra. El texto – como muchos textos de William Faulkner – tiene algún tipo de entelequia que a Borges no lo podemos imaginar escribiendo nunca (un aborto, un encuentro sexual forzado, discusiones de negros o cosas así, del tipo sórdido, si se me permite la palabra).

Borges al final del texto dice levemente:


“¡Mujeres!... – dijo el penado alto.”

William Faulkner, Las Palmeras Salvajes.


Mientras que Faulkner dice estrepitosamente (y Esto no lo dije yo):


"Women, shit," the tall convict said.”

William Faulkner, The Wild Palms [If I forget Thee, Jerusalem]

14 comentarios:

Luna dijo...

La traducción es cosa seria.

Me quedó grabado un ejemplo que dio una profesora: lo que sería lavandina en Argentina , para la Madre Patria es lejía o agua de Javel. Si se hace una traducción para España no es lo misma que para nuestro país.
Supongo que Borges lo hizo muy rioplatense.
Muchos "compramos" aquello que dice la tapa. Memorias de Adriano de Margherite Yourcemar, me dio la satisfacción de estar traducido por Cortázar.También algunos cuentos de Poe. Claro que Julio sabía bien lo que hacía.

Besos

l dijo...

Comprar una traducción por que un escritor reconocido la hizo es, a mi entender, casi una boludez. Entiendo, sin embargo, que el común de la gente lo haga, creyendo que eso es un plus. Para ellos está hecho el mercado editorial, no para quienes leemos el contenido.

Lo de Borges tiene que ver con su propia concepción de la literatura. El traductor no deja de ser un reescritor, y Borges juega al límite constantemente.

Mis besos.

g. dijo...

Estaba pensando en que el autor no cesa de desaparecer (Parafraseando), comparando esto con que el traductor debería desaparecer pero bajo las pautas del primer desaparecido. Por lo cual debería ser más difícil hacer un gran trabajo de traducción.

Y pensaba en que Borges, en Las Palmeras Salvajes, no deja de aparecer. Luego pensaba en "Borges y yo", su cuento, y retomaba la idea que Borges en vez de desaparecer en su escritura, lo que siempre intenta es aparecer.

Jeanne dijo...

Se supone que una traducciòn hecha por un escritor es mejor, porque tiene la conciencia de fidelidad al estilo del autor. Pobre Georgie quizás la sociedad lo ha subido tanto al pedestal, que no le perdonamos ni una. Es uno más, solamente que ahora leer a borges es top.

nochesdesvelada dijo...

siempre interesante

Eclipse dijo...

creo también que la traducción es cosa seria.
de todas formas, estamos, quizás, acostumbrados a ciertas traducciones y nos hace ruido eso de lo rioplatense.
yo odié leer la traducción española de "nueve cuentos" y "el guardián entre el centeno" de salinger. me pareció super forzada, no sé...
sobre traducciones, está este muchachito argentino con blog, zaidenwerg, que tiene unos trabajos interesantísimos de traducción, con un toque regional que no le queda nada mal.

por otra parte, no sé si recordás un artículo que te pasé una vez sobre el traductor de plath (sí, plath, plath, plath) que estaba muy interesante. no sólo hablaba de cómo tratar la obra de plath sino también del oficio del traductor y lo que se necesitaba para traducir a determinados autores más allá de conocer ambos idiomas.
muy recomendable lectura y muy interesante. si lo perdiste haceme acordar que te lo pase.

y si mal no recuerdo, borges con bioy casares tradujo una serie de cuentos policiales. no los leí todos pero creo que tenían un carácter distinto del que mencionás de esta traducción de faulkner.

.daNi MiraNda. dijo...

.

Coincido en que el problema empieza con la traduccion en si, con que como bien pusiste, "el autor no cesa de desaparecer".

Habria que preguntarse que tipo de traducción nos dejaria satisfechos, quizas al meter tintes rioplatenses cometa una falta al estilo, o al sentido, de lo que estaba trasmitiendo faulkner. Pero puede ser (y es muy probable)que un modismo norteamericano, en un lector norteamericano, genere otra cosa, que en uno en argentina.
Quizas, ese cambio, o agregado rioplatense, intente salvar el bache de sentido que puede generarse.
Son criterios.
esta bien por eso? no se, no creo
Tambien es cierto que podes decir, y por que ser borges le da licencia para alterar lo escrito? Entiendo lo tedioso del asunto, que te sea molesto leer en parte a borges, cuando queres leer faulkner!!
Pero no se si no sucederia con cualquier traductor, es un tema serio, como decian las chicas, esto de las traducciones. Muy interesante para debatirlo. Y en mi caso, para informarme.
(estas son solo opiniones mal formadas de mi sentido comun)
Me acuerdo que en Historia de la teoría antropologica, y sistematica 1, era un tema que se re trataba, esto de estudiar culturas totalmente distintas, a partir de informes de traductores. Siempre va a haber perdidas y mutaciones de sentido.
Lo ideal, decian, seria aprender el idioma, y hacer el trabajo de campo uno mismo.
Pero bueno, tampoco le vamos a pedir a los escritores que se aprendan todos los idiomas, porque queremos leer sus historias "no contaminadas"

A mi me da un poco de cosa, que se le pegue tanto a Borges. Esta para tenerlo en cuenta esto que decia mariana, a veces se glorifica a alguien por ser grande en algo, y nos surge esa cosa de buscarle los defectos.
Y el etma del marketing, no tengo dudas, pero no lo podes culpar a borges por eso.
Seria como decir que el che es un hipocrita porque se vende con todas las remeras

Como sea, me dieron ganas de leerlo. Hacerme una opinion del tema, un poco menos mal formada. Ademas faulkner me lo vengo debiendo hace rato, esta para empezar con Las palmeras salvajes?

cibersaludos, dos

.daNi

g. dijo...

De Faulkner he leído tres libros (Nada más), los tres me han gustado mucho y los tres son de los "famosos":

* Mientras yo agonizo.
* Santuario.
* Las Palmeras Salvajes.


A mí el que mayor impesión narrativa me ha causado ha sido el primero que he leído (Que también era uno de los libros que más quería Faulkner al parecer), es un viaje de una familia hasta el cementerio llevando el cuerpo de la señora hasta donde será sepultada, la acción se da también con el uso extensivo de los "monologos interiores" lo que hace que la historia tome muchos matices que de otra forma no tendría. Muy interesante narrativamente, y tiene una historia fuerte.
Santuario, me pareció la más "clasica" de las tres. Una narración pulcra donde se cuenta una historia de una forma convencional. Un libro con una historia fuerte, que cada tanto se tuerce con movimientos extraños de algunos personajes. Según he leído por ahí, es el libro de Faulkner que más le gusta a Juan José Saer.
Las Palmeras Salvajes, tiene dos historias en un libro, narrativamente tiene monologos interiores, cambio de personaje narrativo, es interesante. Entre las dos historias hacen cierto eco, pero nada tiene que ver la una con la otra (Aunque uno espera el cruce). Tal vez en el amor, pero visto como algo muy abstracto y en algunos puntos tirados de los pelos. Está magistralmente escrita, tiene pasajes muy buenos. Las dos historias son interesantes.
En suma, por ahora lo que leí de Faulkner me gustó, a mí la que me pareció más interesante es Mientras yo agonizo pero quizá Las Palmeras Salvajes sea un buen libro de inicio.
Tal vez el Ruido y la Furia también lo sea, pero yo todavia no lo leí. Eso serían sus títulos más salientes.


XXX

Yo no le pego mucho a Borges. Sí le pego mucho a Kodama, que se las merece tanto como Yoko Ono.
Yo creo que los autores no tienen porque ser mejores traductores que los mismos traductores, aunque se dan casos que las dos cosas se juntan, por ejemplo Aira (Aunque Aira a mí no me gusta como novelista y nunca leí nada de él como traductor, pero... Esto es de oído y sinceramente Esto no lo dije yo).

Ignacio Reiva dijo...

Seguramente Borges, o su esitor, haya cobrado unos pesos por que su nombre apareciese en el lomo del libro y no debe haber tenido nada que ver. Habría que ver, yo ya no creo en nadie. Un saludo.

Javier dijo...

Creo que no hay una sola traducción que no sea una historia nueva, diferente de la original. Y cuanto más cerca esté la traducción al texto original, y cuanto más intente emularlo, más mal nos hace al querer pasar por espejo. A mi me gusta leer sin pensar en las fuentes, imaginar sin pensar en el autor, y generalmente no me interesa nada más que lo que está escrito y la imagen que me trae.

Abrazo

Anónimo dijo...

El "shit" (mierda) seguramente no figuraba en la edición que usó Borges, porque en esos años los editores estadounidenses de Faulkner se lo habían hecho sacar. Las ediciones modernas lo restituyen, a partir del manuscrito de Faulkner, pero Borges, en su momento, solo conocía lo que estaba en el libro.

Anónimo dijo...

No subestimen a Borges, sabía lo que hacía. En mi opinión, es muy interesante para leer, esta traducción de Borges es un guiño al lector rioplatense. Es un juego literario. No leas la traducción de Borges como si fuera el original de Faulkner, leelo por lo que realmente es: una traducción de Borges.
A mi me hubiera encantado poder hacer lo que él hizo: jugar con el original, cambiarlo, reescribirlo al cien por cien. No considero a esta traducción como una profanación del original. Justamente, Borges era un genio literario. Cualquier duda lean sus escritos sobre la traducción.

Anónimo dijo...

No se si Borges sabía tanto lo que hacía. En un pasaje de Las Palmeras Salvajes dice: "luces del tráfico" siendo que no viene hablando de autos ni nada por el estilo. Lo que probablemente haya querido decir Faulkner es "semáforos" (que sí, ya existían) y el "genio" de Borges lo haya traducido literal: traffic lights. besos a las chicas

Anónimo dijo...

Me parece interesante el debate y la entrada. No se si están al tanto (realmente no vi que dijeran esto en los comentarios), la traducción es un problema literario que Borges trabaja explícitamente en muchos ensayos y cuentos (es raro no ver citado en ninguno de los comentarios, o en la nota, "Pierre Menard, autor del Quijote", cuento en el que se puede observar esto que digo). Borges, (y, dicho sea de paso, muchísimos autores, entre ellos Faulkner, y el modernismo en general) no veía a la traducción como algo necesariamente diferente de la escritura "original". Con la traducción del libro de Faulkner puso en práctica toda su teoría sobre la traducción, quizás un tanto bruscamente, pero creo que la traducción podría ser leída en ese sentido. De hecho, el programa de la letras de la UBA y de muchas materias en muchas otras universidades, tiene una clase dedicada a esto, donde suelen citarse la traducción del libro de Faulkner, cuentos de Borges, el ensayo sobre la tradición, de T.S Eliot, y muchos más textos de autores de todo tipo que buscan poner en cuestión la idea de la traducción fiel.